Te he encontrado de muchas formas distintas a lo largo de mi vida. Desde que era una niña soñaba con ser tu ojo derecho y que te sintieras orgulloso de mí. Eras mi héroe, mi capitán y mi todo. Fuiste el mejor ejemplo de padre que podía tener y de alguna manera siempre busqué un alma masculina similar a la tuya. Fue un honor aprender de ti el valor que tiene un hombre para mí y la forma en que un hombre se viste por los pies. Que orgullo tenerte cerca y ser tu hija para ser capaz de vislumbrar mi potencial y el que yo merecía como mujer. Luego indagué y busqué esa sombra en otras personas, en otros lugares, en otras formas y descubrí que cada hombre es un mundo con sus propios océanos, montañas y lagos. Supe que no podía encontrarte en nadie más y recorrí otras tierras en busca de aventuras y sobre todo en pos de encontrarme a mí misma.
Descubrí que cada hombre es un grano de arena en medio del desierto, pude tomar consciencia que también yo era otra mujer con cada uno de esos hombres y que cada uno de ellos me enseñaba una parte distinta de mi misma. A veces esas experiencias rasgaban mi armadura, pero otras me hacían volar como una mariposa que ha salido de su crisálida y se transforma en un ser renovado y distinto.
Hoy quiero pedir a todos esos hombres del mundo que sigan siendo ellos en su esencia más pura, que abran su corazón sin miedo delante de una mujer. Que no son menos hombres si lloran o si se muestran sensibles, no es su fortaleza la que nos acerca si no su sensibilidad y apertura hacia el amor verdadero. Quiero decirles a todos que sabemos los condicionamientos que la sociedad les ha impuesto, que queremos que sean libres de todos ellos. Que nosotras las mujeres queremos hombres sinceros capaces de demostrar sus sentimientos sean los que sean y por eso aceptamos el reto de que dejen de amarnos si llegara el caso, porque ante todo queremos verdad.
Quiero decir a todos los hombres del mundo que usen su fuerza para ayudar al prójimo y no para batirse con nada ni con nadie, que recuerden siempre el valor de una mujer en la Tierra, ya que es portadora de luz y vida. Quiero recordarles que pueden confiar en la vida y que sabemos que ellos también traen sus heridas a cuestas y que si las comparten podemos hacerlas más livianas. Quiero realzar el valor de sus actos cuando son capaces de mirar a los ojos y hablar con el corazón. Eso es lo que realmente cuenta.
Aceptamos vuestras sombras, vuestros enemigos, vuestros temores, vuestros secretos porque forman parte de vuestro bagaje y de vuestra riqueza de vida. No nos dan miedo vuestras partes incompletas ni inconclusas. No buscamos hombres perfectos lo hermoso es la conexión con el otro desde la franqueza de lo que somos cada uno, lo bello es coincidir con lo que hay, sea lo que sea. Asumir vuestra oscuridad para compartirla con la nuestra porque cuando dos oscuridades son compartidas la luz empieza a resurgir porque hay un entendimiento entre dos almas que buscan luz y quieren emprender el reto de descubrirse y superarse.
Me sigues?
Al final lo que todos queremos es Amor. Hay muchas formas de hacer el amor y no sólo es con el cuerpo, también se hace con la mirada, con los actos, con las palabras, compartiendo silencios, una sonrisa, un abrazo. El amor tiene muchas formas de manifestarse y todas son maravillosas. Además, es lo único que nos hará libres.
Valiente!!
Gracias Carlos!!!
Absolutamente espectacular. Muchísimas gracias por compartir Patricia, tus palabras y consejos nos ayudan a crecer cada día, a ser más felices y mejores personas.
Mil gracias José. Me alegra muchísimo que te haya gustado. Un abrazo enorme