El otro día leí una frase que decía así: Sólo se vive una vez, pero si lo haces bien, puede ser suficiente – Mae West. Me gustó mucho porque soy de las que piensan que cada minuto que tenemos de vida es muy valioso, que podemos marcar la diferencia si somos capaces de ser conscientes de que la vida es caduca y que sólo estamos aquí de paso. Por eso es tan importante ser coherentes con nosotros mismos, fieles y contribuir en este mundo desde nuestros valores y dones esenciales.
Cuando tenemos experiencias impactantes en nuestra vida, que marcan un antes y un después en nuestra existencia, somos capaces de vislumbrar las cosas importantes y es ahí donde puede empezar el cambio. Recuerdo el accidente de moto que tuve hace tres años, recuerdo lo asustada que estaba y recuerdo las promesas que me hice a mí misma, porque aquél fue uno de los momentos que constaté en primera persona que no somos eternos, que la vida es hoy y que el mañana es incierto. Desde entonces me prometí ser fiel a mis principios en todo momento y llevar a cabo mi misión en la vida.
Cuando nos desprendemos de todas las capas sociales que nos han recubierto desde nuestro nacimiento, las creencias, las formas de actuar, lo que está bien o mal, lo que deberíamos decir o hacer, me doy cuenta que el milagro está en soltar todo ese lastre que nos han hecho creer y todo eso que dicen los demás que somos, y que la mayoría de las veces no tiene nada que ver con nuestra esencia más pura.
Espero que te gusten mis artículos.
Deja tu comentario más abajo
El trabajo empieza cuando nos damos cuenta de esa realidad de saber quiénes somos nosotros mismos desde lo más hondo de nuestro corazón y cuando decidimos ser valientes, porque esa es la única opción para ser auténticos con nosotros mismos, sin restricciones ni limitaciones.
La primavera ha llegado lluviosa, fría, inestable y por eso es tan maravillosa, porque es esencia pura, cíclica, cambiante. Ante todo pronóstico seguirá siendo ella por mucho que nuestro concepto de primavera sea cálido, hermoso o bello. Sigue siendo ella, aprendamos de la primavera, aprendamos de las estaciones, aprendamos de la naturaleza, de la Madre Tierra, de cómo se desprende de lo que no necesita, de cómo resurge ante la adversidad, de cómo regresa el frío, el calor, la noche, el día. Aprendamos a ser cíclicos y a quedarnos con el MILAGRO DE LA VIDA.
Seamos en esencia, nosotros mismos.